El cielo en Cadaqués.




"¿Qué es poesía?, dices, mientras, clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú."
Gustavo Adolfo Bécquer.
LA VISIÓN MÁS CLARA DE LA POESÍA
La definición de Dante: "poesía: decir de amor", pudo invertir su relación al cambiar sus términos diciendo: "amor, decir de poesía" y aún ir más allá hasta definir la poesía como amor al decir: como en el gongorino: "quiere amor en su fatiga / que se sienta y no se diga; / pero a mí más me contenta / que se diga y no se sienta".
De todas las formas de expresión amorosa que conoce el hombre, quizá ninguna sea tan adecuada como la poesía para dar forma tangible a este sentimiento que aproxima lo humano a lo divino, que transforma la esencia de las mismas cosas y que es, en suma, fuerza y motor de todo lo grande que ha hecho el hombre desde su creación.
Acaso sea una redundancia la expresión poesía amorosa porque si bien se mira, la poesía es siempre un acto de amor. Tanto ha significado el amor en la poesía, que a menudo amar y escribir versos ha sido todo uno. La poesía amorosa es mucho más que la poesía de tema de amor. Lo primero es algo sustancial y se alía a la obra de los más grandes poetas de todos los tiempos. Lo segundo puede ser cortical, puede no exceder los breves límites de una anécdota.
Ante la pregunta ¿qué es poesía?, Bécquer respondió con claridad meridiana. También Lope de Vega lo sabía muy bien cuando ponía el broche de oro a un soneto dedicado a Lupercio Leonardo de Argensola: "Que no escriba decís o que no viva? / Haced vos con mi amor que yo no sienta, / que yo haré con mi pluma que no escriba". Y también "el más alto poeta de amor de la literatura española", Quevedo, nos dejó el famosísimo soneto del estremecedor final: "Su cuerpo dejará, no su cuidado; / serán ceniza, mas tendrá sentido; / polvo serán, mas polvo enamorado".
¿Cuándo nace el amor en la poesía castellana? Es difícil fijar una fecha ya que el amor va ligado siempre al primer poema. En el 1140 aproximadamente, nace "El cantar del Mio Cid", fruto y expresión del sentir de un pueblo. Mio Cid se despide de su esposa antes de partir para el destierro: "El Cid a doña Ximena-ívala a abraçar; / doña Ximena al Cid-la manol va besar". El Arcipreste de Hita, nos habla del "buen amor", en contraposición del "loco amor del mundo que usan algunos para pecar". Y el marqués de Santillana escribirá: "vencido del sueño / por tierra fragosa / perdí la carrera, / do vi la vaquera / de la Finojosa".
En la persona de Garcilaso se unen los ideales renacentistas del amor. Las nuevas formas y las nuevas actitudes del Renacimiento propician una Edad de Oro en la lírica amorosa. Garcilaso cuando canta al amor, no canta a su esposa, no canta tampoco a la buena moza aldeana; sus palabras son para el amor ideal, para la amante que no existe, para esa eterna musa que siempre se busca y nunca se encuentra. Y como nos dejó dicho: "baste que tus perfectas / obras y fermosuras a los poetas / den inmortal materia".
Pasa el tiempo, y Cervantes se pregunta: "¿Quién causa este dolor? / ¡Amor!" Años más tarde, con el romanticismo, el amor descubre un nuevo camino: el placer del dolor, el canto por el perdido ser amado, el amor que huye. Parece como si todos nuestros poetas románticos, encontraran solo satisfacción en herir su corazón. Cadalso, intenta desenterrar a su amada a la que recita largas poesías junto a su tumba. Espronceda, canta a Teresa una vez muerta: "Yo he amado" -le dice- dándonos a entender con ello que con Teresa, ha muerto también el amor. En nuestro romanticismo parece como si solo con la muerte se despertaran los sentimientos y cantara el corazón. En el Don Juan Tenorio, de Zorrilla, Don Juan grita: "¡Doña Inés! Sombra querida / alma de mi corazón, / ¡no me quites la razón / si me has de dejar la vida!". Bécquer, se eleva aún más, y cuando cae en el desengaño, grita: "¡Qué felices son los muertos!".
Con la revolución modernista del gran Darío, aquel que ayer no más decía, "los suspiros se escapan de su boca de fresa", la lírica amorosa vuelve a situarse en el centro de atención de los poetas. Juan Ramón Jiménez desnuda su poesía buscando la pureza y nos dirá: "¡Eres eterno, amor, / como la primavera!" Antonio Machado nos dijo: "¿Qué es amor? me preguntaba / una niña. Contesté: / Verte una vez y pensar / haber visto otra vez". César Vallejo por un camino estrictamente personal clamaba por la proximidad y escribía: "Amor, no te quiero cuando estás distante".
Algunos poemarios de la generación del 27 son cumbres señeras de la poesía amorosa. García Lorca cantaba: "Por las orillas del río / se está la noche mojando / y en los pechos de Lolita / se mueren de amor los ramos". Emilio Prados confesaba: "¡Qué flor de luz nuestro abrazo / brillando en el cielo abierto! / ¡Qué doble espejo en el mundo / mi carne entre tus recuerdos!" Rafael Alberti, en su exilio, llamaba a su amor: "Ven, amor mío, ven, en esta noche / sola y triste de Italia. Son tus hombros / fuertes y bellos los que necesito". Y Manuel Altolaguirre susurraba a su amada: "Nuestro amor silencioso / y oscuro nos eleva / a las eternas noches". El incomparable Neruda llenó varios capítulos con los Veinte poemas de amor, los Versos del capitán y los Cien sonetos de amor, aunque nos dejó dicho: "Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido". Octavio Paz nos comentaba: "El mundo cambia / si dos se miran y se reconocen / amar es desnudarse de los nombres". Miguel Hernández, en una canción tan bella como patética, escribió: "Llegó con tres heridas: / la del amor / la de la muerte / y la de la vida". El amor, tema eterno e inmutable, sigue presente en la poesía actual. Y es que como dijo el poeta sevillano Luis Cernuda: "No es el amor quien muere / somos nosotros mismos".
Quand sur la plage
Tous les plaisirs de l'été
Avec leurs joies
Venaient à moi
De tous côtés
L'amour offrait l'éternité
A cette image
De la plage ensoleillée
C'est bien dommage
Mais les amours de l'été
Bien trop souvent
Craignent les vents
En liberté
Mon cur cherchant sa vérité
Vient fair' naufrage
Sur la plage désertée.
Le sable et l'océan
Tout est en place
De tous nos jeux pourtant
Je perds la trace
Un peu comme le temps
La vague efface
L'empreinte des beaux jours
De notre amour.
Mais sur la plage
Le soleil revient déjà
Passe le temps
Le cur content
Reprends ses droits
A l'horizon s'offre pour moi
Mieux qu'un mirage
Une plage retrouvée
Mieux qu'un mirage
C'est la plage ensoleillée.
"Las cosas bellas son dignas de alabanza; las cosas villanas y vergonzosas merecen reprobación.
Entre las cosas bellas, las virtudes ocupan el primer rango; y entre las villanas lo ocupan los vicios. Puede alabarse igualmente todo lo que produce la virtud, todo lo que la acompaña, todo lo que la obliga a obrar, todo lo que ella engendra, así como debe reprobarse todo lo que es contrario.
En la triple división del alma que admite Platón, la virtud de la parte racional del alma es la prudencia; la virtud de su parte apasionada, es la dulzura con el valor; la virtud de su parte concupiscible es la templanza con la moderación que sabe dominarse; en fin, la virtud del alma toda entera es la justicia unida a la generosidad y a la grandeza del alma. El vicio de la parte racional es la sinrazón; el de la parte apasionada es la irascibilidad y la cobardía; el de la parte concupiscible es la relajación, la intemperancia que no es dueña de sí, y en fin, el vicio del alma entera es la injusticia, junto con la liberalidad y con la bajeza."
Aristóteles
(Pintura: Ángel de la virtud. Cuzco, siglo XVIII.)
El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo.
Gustavo Adolfo Bécquer
Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve.
Oscar Wilde
Ha transcurrido mucho tiempo desde que abandoné el hábito de escribir en este weblog; en realidad no tanto, pero a mí me han parecido estos meses los más largos que jamás haya vivido. Como podréis comprovar si os dirigís al archivo de esta página, me he permitido el lujo de eliminar para siempre esos textos que apremian mi corazoncito endulzado, apenas releídos por encima hace unos minutos. ¿Por qué tal decisión? Como muy acertadamente consideró Cervantes en su día: "No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe".
Porque, como bien dijo otro letrado, Maurice Maeterlinck, "el pasado siempre está presente" y es por ello que duele, aun y haber sido los textos borrados pertenecientes y vinculados a una de las épocas más maravillosas de mi escueta vida.
He vuelto, pero ya no soy la misma. Con cinco quilos menos y los cabellos más finos que antes, amenazando con dejar al descubierto más de lo que quisiera mostrar, anuncio la vuelta de Novia Moribunda, ahora más moribunda que nunca.
Gracias por leerme.
Habrá tal alma para acallar la llama cantada. La amada ama cantar al alba, mas la llama la amada al alba apagará.
Novia Moribunda
Tonto el que no entienda
cuenta una leyenda
que una hembra gitana
conjuró a la luna hasta el amanecer.
Llorando pedía
al llegar el día
desposar un calé.
Tendrás a tu hombre, piel morena
desde el cielo habló la luna llena
pero a cambio quiero
el hijo primero
que le engendres a él.
Que quien su hijo inmola
para no estar sola
poco le iba a querer.
Estribillo:
Luna, quieres ser madre
y no encuentras querer
que te haga mujer.
Dime, luna de plata
qué pretendes hacer
con un niño de piel.
Hijo de la luna.
De padre canela nació un niño
blanco como el lomo de un armiño
con los ojos grises
en vez de aceituna
niño albino de luna.
Maldita su estampa
este hijo es de un payo
y yo no me lo cayo.
Estribillo
Gitano al creerse deshonrado
se fue a su mujer cuchillo en mano
¿De quién es el hijo?
me has engañao fijo
y de muerte la hirió.
Luego se hizo al monte
con el niño en brazos
y allí le abandonó.
Estribillo
Y en las noches que haya luna llena
será porque el niño este de buenas.
Y si el niño llora
menguará la luna
para hacerle una cuna.
Y si el niño llora
menguará la luna
para hacerle una cuna.
J. M. Cano
Descriu un cercle eternament igual,
el temps, segons el seu antic costum,
pel seu camí, que és sord i cec;
la criatura humana, refiada,
espera sempre del següent moment
una imprevista, estranya, nova sort;
el sol passa i torna a aparèixer,
ve la lluna i tomba la nit,
les hores fan transcórrer les setmanes,
i les setmanes les estacions,
mai des de fora no es renova res,
en tu portes el temps canviat,
en tu només la sort i l'aventura.
Ludwig Tieck